Rudolf Ebertshäuser
Introducción:
El día de hoy domina sobre los creyentes un creciente desconcierto acerca de la unión de todos los que se denominan cristianos. Cada vez es más fuerte el llamado a una unidad “ecuménica” completa (esto significa de hecho: que abarque a todo el planeta) de todas las iglesias cristiana, comunidades y movimientos. Bajo el llamado hecho por las declaraciones del Señor Jesucristo en Juan 17 muchos cristianos sostienen que el mundo se convertirá únicamente, cuando todos aquellos que reconocen a Jesús se unan como si fueran uno. Es tiempo de que las lamentables divisiones entre católicos y protestantes, liberales y creyentes conservadores de la Biblia, carismáticos y evangélicos sean superadas.
Incluso entre los creyentes nacidos de nuevo crece esta confusión; los pensamientos de una unidad cristiana y un colaborar completo aumentan cada vez más en los círculos evangélicos (es decir en el Evangelio bíblicamente orientado), por ejemplo, a través de organizaciones como “Pro Cristo” y la Alianza Evangélica, o por medio de la campaña “Juntos por Europa”. Con más frecuencia se escucha que los cristianos deberían superar todas sus enseñanzas divisorias y trabajar juntos como hermanos para finalmente ganar al mundo para Cristo.
¿Qué consideraciones hay al respecto? ¿Qué dice la Biblia sobre esta gran unión ecuménica?¿Le agrada a Dios dicha unión? ¿Honra esta unión a nuestro Señor Jesucristo? ¿Sirve verdaderamente esta petición para ganar a los hombres para Cristo? ¿Qué es en realidad la “Cristiandad” ante los ojos de Dios? ¿Es lo mismo que la Comunidad de Dios y el Cuerpo de Cristo? ¿ Cuál es la unidad que Dios desea y cuál contradice a la Palabra de Dios?
Hoy estas preguntas son de gran importancia para los cristianos creyentes. Este texto pretende dar una respuesta concisa, que se base en lo dicho por las Sagradas Escrituras. No tiene la intención ni de presentar a detalle la amplia red del movimiento ecuménico actual, ni abordar acontecimientos actuales. Tampoco está constituido como un tratado didáctico y por lo tanto no puede proporcionar una profunda interpretación de los pasajes bíblicos abordados. A causa de la brevedad muchos de los pasajes bíblicos fueron introducidos a manera de referencia o se imprimieron a media negrita; se recomienda buscar los pasajes en su Biblia mientras lee.
La meta de este texto es darle a los cristianos con dudas una orientación basada en la Biblia, una visión espiritual general y en conjunto sobre el tema “Ecumenismo”. Para esto he presentado como hilo guía el desarrollo histórico de la Iglesia de Jesucristo desde sus inicios hasta nuestros tiempos.
Se puede decir o indicar mucho dentro de este marco. Quien busca fundamentación, pruebas y tratados extensos, podrá encontrarlos en los textos complementarios que he colocado en la bibliografía, la cual, se encuentra en la página 36.
A. La constitución de la verdadera Iglesia de Dios como fruto del sacrificio expiatorio de Jesucristo.
Por medio de la obra del Espíritu Santo se constituyó la Iglesia del Dios vivo en el día de Pentecostés (cf. 1. Tim 3, 15). El fundamento espiritual de la Iglesia es Jesucristo, el crucificado, resucitado y glorificado hijo de Dios (1. Cor 3, 11). Su perfecto sacrificio expiatorio es la hipótesis por la que el pueblo de Dios del Nuevo Testamento se pudo constituir en un pueblo de sacerdotes santos, en un pueblo escogido y santificado, en un cuerpo de hombres nacidos de nuevo, que recibieron al Espíritu Santo para que morase en ellos.
4 Acercándoos a él, piedra viva, desechada ciertamente por los hombres, mas para Dios escogida y preciosa,
5 vosotros también, como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo. (…)
9 Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable;
10 vosotros que en otro tiempo no erais pueblo, pero que ahora sois pueblo de Dios; que en otro tiempo no habíais alcanzado misericordia, pero ahora habéis alcanzado misericordia. (1. Pdr. 2, 4-10 (RVR1960))
1. ¿Qué es la Iglesia y quien pertenece a ella?
La Iglesia de Dios se conforma de hombres judíos y gentiles (pueblos que están bajo la ira de Dios)en otro tiempo pecadores, quienes por la fe en el Señor Jesucristo fueron salvados y que ahora pertenecen a Cristo, con quien tienen comunión, en palabras bíblicas: están en Cristo (cf. 1. Cor 1, 2.9.30). Ellos han sido engendrados de nuevo por el Espíritu Santo, son hijos de Dios, partícipes de la naturaleza divina. Ellos por medio del Espíritu Santo están unidos con el Cristo glorificado en los cielos y tienen comunión con él.
La Iglesia de Dios no le pertenece más al mundo (Jn 17, 14), ya que “el Mundo” de acuerdo con la Escritura es el sistema de la humanidad apóstata contrario a Dios. Ella ha sido sacada del mundo a través de Cristo. Su patria y su ciudadanía está en el cielo (Fil 3, 20); ella ha sido despertada por Cristo y en él ha sido colocada en las regiones celestiales (Ef 2, 6; Col 3, 1-4). Es por lo anterior que la verdadera Iglesia siempre ha sido odiada y perseguida, en especial por los líderes religiosos y por las agrupaciones de este mundo.
La Iglesia (gr. Ekklesia= la asamblea llamada) en el sentido de la Biblia es la comunidad espiritualmente activa de todos los hijos de Dios, quienes por la fe en su Señor y Salvador han sido salvados, y quienes le pertenecen a él, la glorificada cabeza del cuerpo. Ella es un organismo espiritual, el cuerpo de Cristo (cf. Entre otras Ef 1, 22-23; Ef 2, 14-22; Ef 4, 1-16; Col 1, 18; 1. Cor 12, 12-27)
Por medio del Espíritu de Dios los creyentes han sido insertados y unidos unos con otros en este organismo. El Señor glorificado por medio de Su Espíritu le ha dado a los creyentes dones determinados para servir en el cuerpo (cf. 1. Corintios 12).
De esta manera todos los ministerios en el cuerpo son realizados por los hombres nacidos de nuevo, quienes fueron llamados por el glorioso Señor y equipados por los dones misericordiosos del Espíritu, todos estos ministerios deben de realizarse bajo la guía del Espíritu de Dios y bajo la instrucción de las Sagradas Escrituras. La Biblia no conoce los “puestos” y estructuras de liderazgo y organización ideadas por el hombre; éstas le son extrañas a la Iglesia y son rechazadas por Dios.
La verdadera Iglesia de Dios es también en su ser un templo espiritual, una casa de obrar espiritual, en la que habita el Dios vivo (Ef 2. 20-22; 1. Pdr 2, 4-5; 1. Cor 3, 16-17). Es por esto que el Dios santo puede habitar únicamente en la verdadera Iglesia, ya que esta se constituye exclusivamente de creyentes nacidos de nuevo, que son santificados por la sangre de Cristo y por el Espíritu de Dios. Ahí se le ofrece un servicio espiritual, es decir, una ofrenda de alabanza, de oración, de servicio sacerdotal que es acepto a través de Cristo (1. Pdr 2, 5).
El Dios santo no habita en medio de una imagen hecha por hombres, iglesias de apariencia que toleran concientemente a los pecadores y que son guiadas por no creyentes. Dichas “iglesias” son ante los ojos de Dios templos de ídolos inmundos (cf. 2. Cor 6, 14-18).
2. La unidad de la verdadera Iglesia
En la verdadera Iglesia de Dios no puede venir ningún hombre si este no ha nacido de nuevo por medio de la Palabra y del Espíritu de Dios. Por medio del Espíritu de Dios todos los creyentes son uno con Cristo y uno con Dios. Esta unidad espiritual es invisible pero ante los ojos de Dios es repartida entre todos los hijos de Dios (cf. Ef 4, 3-6). La unidad es real, incluso cuando los creyentes en sus fallas dentro de la vida externa la alcanzan sólo de manera incompleta y en algunos casos no la logran, ni la pueden atestiguar.
De acuerdo a la voluntad de Dios esta única e invisible Iglesia debería de encontrar su expresión en la Iglesia local, en la que los creyentes bajo las directrices del Nuevo Testamento se congregan para servir a Dios. Estas iglesias son independientes de los controles humanos y responde únicamente a su cabeza, Jesucristo, sin embargo están entrelazadas unas con otras.
En el tiempo de la Iglesia primitiva apostólica este patrón establecido en la Biblia se concretizó de manera corporal: en los lugares donde varios hombres se convertían en creyentes, se conformaba una iglesia, en la que estos creyentes se reunían y unidos servían al Señor. La base de esta Iglesia era la enseñanza de los Apóstoles (Hch 2, 42; Ef 2, 20).
B. La profetizada apostasía de la fe y el origen del nombre “cristiandad”.
1. La advertencia sobre la próxima degeneración de la Iglesia apostólica.
De hecho los mismos apóstoles recibieron la seguridad de que esta organización y unidad de la iglesia apostólica primitiva (misma que ya en el tiempo de los apóstoles había sido amenazada por cargas y falsas enseñanzas) sería destruida poco después de su partida. El juicio sobre la casa de Dios inició en ese entonces (1. Pdr 4, 17). El apóstol Pablo expresa esta advertencia profética:
“28 Por tanto, mirad por vosotros, y por todo el rebaño en que el Espíritu Santo os ha puesto por obispos, para apacentar la iglesia del Señor, la cual él ganó por su propia sangre. 29 Porque yo sé que después de mi partida entrarán en medio de vosotros lobos rapaces, que no perdonarán al rebaño. 30 Y de vosotros mismos se levantarán hombres que hablen cosas perversas para arrastrar tras sí a los discípulos.” (Hch. 20, 28-30 (RVR1960))
Esta expresión va mucho más allá de la situación local en Éfeso; pues ella describe el desarrollo que vendría sobre la Iglesia apostólica en general después de su partida. Las herramientas de esta degeneración serían tanto engañadores del exterior que se infiltrarían (“lobos disfrazados de ovejas” cf. Mt 7, 15), como hombres del mismo círculo de la Iglesia.
En este mismo sentido advierte el apóstol Pedro a los creyentes sobre el inminente desarrollo destructor:
“1 Pero hubo también falsos profetas entre el pueblo, como habrá entre vosotros falsos maestros, que introducirán encubiertamente herejías destructoras, y aun negarán al Señor que los rescató, atrayendo sobre sí mismos destrucción repentina. 2 Y muchos seguirán sus disoluciones, por causa de los cuales el camino de la verdad será blasfemado,” (2. Pdr. 2, 1-2 (RVR1960))
Los falsos maestros trabajarían de forma encubierta y escurridiza, y extenderían su influencia para predicar sus enseñanzas y juntar personas alrededor de ellas y así introducir grupos partidistas (del griego hairaseis = “secta” o enseñanza sectaria falsa) dentro de la Iglesia.
Encontramos muchas otras profecías inspiradas en el Nuevo Testamento que testifican de una manera similar: el inminente desarrollo destructor de la Iglesia primitiva fue predicho por Dios, y los verdaderos creyentes fueron advertidos en repetidas ocasiones.
2. El origen del nombre degenerativo “cristiandad”.
Como los apóstoles lo habían profetizado, después del tiempo apostólico llegó la degeneración de la Iglesia a una velocidad estremecedora. Esto sucedió por medio de la adhesión de enseñanzas no bíblicas dentro de las iglesias del segundo siglo después de Cristo. Dichas enseñanzas ya habían comenzado a tomar fuerza en el primer siglo después de Cristo, como nos lo muestran la Carta a los Gálatas, la Carta a los Colosenses, la Primera y Segunda Carta a Timoteo y las Tres Cartas de Juan.
Con el servicio de los apóstoles se pudieron rechazar estas influencias durante un largo tiempo, pero después se rompieron los diques. La fe bíblica, la sana doctrina de los apóstoles que se sostiene en el Nuevo Testamento, fue hecha a un lado; la Iglesia fue engañada por medio de influencias paganas y de falsa religión, en especial por medio de la influencia de la filosofía griega (Col 2, 8).
El trasfondo espiritual de la degeneración
Las palabras de 1. Tim 4, 1-3, mismas que son dignas de prestarles atención, nos brindan una luz sobre el trasfondo espiritual de esta degeneración, el cual yace en el obrar de los espíritus engañadores:
“1 Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios; 2 por la hipocresía de mentirosos que, teniendo cauterizada la conciencia, 3 prohibirán casarse, y mandarán abstenerse de alimentos que Dios creó para que con acción de gracias participasen de ellos los creyentes y los que han conocido la verdad.”
Aquí se muestra que el obrar del enemigo a través de hombres que fueron su instrumento, fue el responsable de la degeneración de la verdadera Iglesia (también cf. Mt 13, 28). Una importante prueba del degenerativo obrar de los falsos maestros en la Iglesia primitiva, quienes estaban al servicio del enemigo, se puede encontrar en 2. Cor 11, 1-4 y 13-15.
“1 !!Ojalá me toleraseis un poco de locura! Sí, toleradme. 2 Porque os celo con celo de Dios; pues os he desposado con un solo esposo, para presentaros como una virgen pura a Cristo. 3 Pero temo que como la serpiente con su astucia engañó a Eva, vuestros sentidos sean de alguna manera extraviados de la sincera fidelidad a Cristo. 4 Porque si viene alguno predicando a otro Jesús que el que os hemos predicado, o si recibís otro espíritu que el que habéis recibido, u otro evangelio que el que habéis aceptado, bien lo toleráis; (…)
13 Porque éstos son falsos apóstoles, obreros fraudulentos, que se disfrazan como apóstoles de Cristo. 14 Y no es maravilla, porque el mismo Satanás se disfraza como ángel de luz. 15 Así que, no es extraño si también sus ministros se disfrazan como ministros de justicia; cuyo fin será conforme a sus obras.”
El desarrollo aquí mencionado se reflejó del segundo al cuarto siglo después de Cristo donde se pusieron los fundamentos para la degenerada iglesia católica. En esto jugaron un papel importante la enseñanza demoníaca de la Gnosis (¡1. Tim 6, 20!), la filosofía y las enseñanzas paganas y místicas erradas, que hicieron del ascetismo la base de una falsa piedad: abstinencia del matrimonio y de alimentos (¡cf. Colosenses 2!)
De esta manera se consolidó la formación de la enseñanza pagana y mágica de los sacramentos, en la que según la “iglesia” se puede acceder a la salvación por medio de determinados actos humanos.
Se introduce un Evangelio diferente
Aquí se introdujo de hecho un Evangelio diferente en la Iglesia, un Jesús diferente y un Espíritu diferente, y esta levadura de la enseñanza malvada, leudó rápidamente toda la masa (Gal 5, 9).
“7 Vosotros corríais bien; ¿quién os estorbó para no obedecer a la verdad? 8 Esta persuasión no procede de aquel que os llama. 9 Un poco de levadura leuda toda la masa.” (Gal 5,7-9 (RVR1960))
La clara luz del Evangelio bíblico se fue oscureciendo cada vez más y más a través de las mezclas con la ley mosáica y con las enseñanzas paganas. La iglesia romana hizo del testimonio bíblico de la salvación por gracia obtenida únicamente por la fe en Jesucristo (cf. Rom 3, 19-28) una falsa “salvación”, no válida ante los ojos de Dios, que sólo se puede dar por medio del obrar conjunto de las obras humanas, y de mediadores humanos. Este es un Evangelio diferente (Gal 1, 6-9) que pone a esta “iglesia” bajo maldición.
El entendimiento antibíblico de la iglesia romana sobre el sacramento
Entre los desarrollos destructores que sucedieron con la consolidación de la iglesia católica, es necesario resaltar la concepción sacramental y el papel sacerdotal. La enseñanza bíblica muestra, que Cristo personalmente le regala por gracia la salvación completa a todo aquel que cree en Él.
Cristo mismo le proporciona al creyente toda bendición espiritual, y el hombre las hace suyas personalmente mediante la fe en las promesas, en la Palabra de Dios. Por otro lado, en la iglesia católica llegó de forma temprana la falsa enseñanza en la que se sostiene que los obispos y sacerdotes consagrados pueden proporcionarle a los hombres la salvación y bendiciones por medio de determinados actos rituales.
La opinión católico-romana sobre los sacramentos (lat. Sacramentum= “Consagración”, también “Acto de consagración”) tiene su origen en los cultos paganos místicos, en los que los sacerdotes “consagrados” efectuaban determinados actos rituales que le traían a los seguidores del culto salvación y reivindicación dentro de su relación con la deidad.
Finalmente la opinión relativa a los sacramentos salvadores tiene su origen en un pensamiento pagano mágico, en el que el obrar de hombres “consagrados” dotados con “grandes poderes”, tiene un efecto “espiritual” en los receptores.
La iglesia romana practicó finalmente siete sacramentos, que por regla son otorgados por medio de sus obispos o sacerdotes: Bautismo y Confirmación(=falsos medios de salvación), el Sacramento de Penitencia (Confesión) y Eucaristía (=falso perdón de pecados), Extremaunción, Matrimonio, y Voto sacerdotal.
El bautismo y la eucaristía como los sacramentos de desviación centrales
El “bautismo” juega un papel central dentro de los siete “Sacramentos” de la iglesia romana. La iglesia hizo del bautismo bíblico que es un testimonio de la fe (el bautismo de aquellos que han venido personalmente a la fe salvadora) un acto ritual de aspersión sobre un niño pequeño, llevado acabo por un mandatario de la iglesia (“bautizo de niños”). Por medio de la falsa doctrina del “nuevo nacimiento a través del bautismo” la iglesia romana lleva desde hace siglos a una cantidad incontable de no creyentes (paganos perdidos), por la opinión engañosa que les señala que al recibir el “sacramento del bautismo” se convierten en “cristianos” y de esta manera también son salvos.
El segundo de los principales sacramentos engañadores de la iglesia babilónica es la “eucaristía” (gr= agradecimiento). La iglesia católica hizo del partimiento del pan bíblico, en el que se recuerda el completo sacrificio expiatorio de Jesucristo, un sacramento pagano, un ritual de sacrificio que le garantiza al miembro de la iglesia el perdón de los pecados. Muchos cristianos “evangélicos” hoy en día no ven que la destructora enseñanza de la imitación de la “eucaristía” arruina el mensaje bíblico de la salvación.
La iglesia romana hizo del único, completo y eternamente válido sacrificio expiatorio de Jesucristo en la cruz, una ofrenda de repetición perpetua, en la que supuestamente Cristo a través de la ostia es sacrificado a Dios por un sacerdote humano, para así expiar los pecados de los cristianos.
La negación de la obra de Jesucristo como sumo sacerdote
De esta forma se negó el completo sumo sacerdocio de Jesucristo y fue remplazado con un sacerdocio humano, una mezcla corrompida del sacerdocio judío ya derogado y de las concepciones sacerdotales paganas.
“23 Y los otros sacerdotes llegaron a ser muchos, debido a que por la muerte no podían continuar; 24 mas éste, por cuanto permanece para siempre, tiene un sacerdocio inmutable; 25 por lo cual puede también salvar perpetuamente a los que por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos.” (Hebr 1, 23-25 (RVR1960))
“11 Pero estando ya presente Cristo, sumo sacerdote de los bienes venideros, por el más amplio y más perfecto tabernáculo, no hecho de manos, es decir, no de esta creación, 12 y no por sangre de machos cabríos ni de becerros, sino por su propia sangre, entró una vez para siempre en el Lugar Santísimo, habiendo obtenido eterna redención.” (Hebr 9, 11-12 (RVR1960))
“11 Y ciertamente todo sacerdote está día tras día ministrando y ofreciendo muchas veces los mismos sacrificios, que nunca pueden quitar los pecados; 12 pero Cristo, habiendo ofrecido una vez para siempre un solo sacrificio por los pecados, se ha sentado a la diestra de Dios, 13 de ahí en adelante esperando hasta que sus enemigos sean puestos por estrado de sus pies; 14 porque con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados.” (Hebr 10, 11-14 (RVR1960))
El perpetuo, suficiente y completo sumo sacerdote y mediador que es nuestro Señor Jesucristo glorificado en los cielos, fue negado y falsificado por la iglesia romana con su “sacrificio de la eucaristía” realizado continuamente por “el sacerdocio y la mediación“ de la élite clerical romana, completándose con la igualmente pagana mediación de María y de “los santos”.
Así paso a paso se erigió el falso Evangelio de la iglesia romana que no salva a nadie, sino que mantiene a los hombres en las tinieblas y en el error. El misticismo y la hechicería pagana se dispusieron rápidamente ( por ejemplo la superstición de las reliquias milagrosas).
La escritura también nos habla mucho sobre las enseñanzas erradas que llevaron a esta degeneración. En 2. Pedro 2 y en la Carta de Judas son señaladas como el sacrilegio destructor; se les compara con Balam, el falso profeta que indujo al pueblo de Israel a la idolatría y a la prostitución espiritual (2. Pdr 2, 15; Jud 11). Ellos provocaron divisiones y son “(Hombres) naturales, que no tienen el Espíritu (Jud 19).
El desarrollo del gobierno clerical sobre el pueblo laico
Paralelo a la marcha de la falsa doctrina llegó la degeneración de los ministerios espirituales de la Iglesia primitiva (Ancianos/Vigilantes, Diáconos, Pastores, Maestros, Evangelistas) que fueron suplantados por una élite pagana de “iluminados” y de “sacerdotes” mágicos que eran los únicos que estaban autorizados para proporcionar los sacramentos y así brindar salvación.
Esta élite anticristiana (después llamada “clero”) se convirtió pronto en un aparato de poder y erigió un dominio antibíblico monopolizado y ejercitado por “obispos”, quienes inicialmente gobernaban sobre las iglesias locales y después también sobre regiones y países. Una indicación de advertencia en atención a lo anterior la encontramos en la tercer carta de Juan.
Este dominio de los falsos “representantes de Cristo” culminó en la preponderancia del obispo de Roma sobre toda la iglesia (papado). Algunos exégetas ven aquí algunos rasgos de los “nicolaítas” (=el vencedor del pueblo) en Ap. 2, 6 y 15.
Mezcla y degradación de la Iglesia apostólica
Así tenemos inmediatamente después de la Iglesia apostólica primitiva del primer siglo después de Cristo, un estado en el que lo verdadero y lo falso se mezclan cada vez más entre ellos, y en el que lo falso se impuso rápidamente.
Sin duda alguna había un gran número de verdaderos creyentes en este tiempo, pero el Evangelio bíblico de la salvación por gracia a través de la fe en Jesucristo fue velozmente oscurecido y sustituido por otro evangelio, en el que tanto las obras como los sacramentos habrían de contribuir en la salvación.
Junto a los hijos de Dios nacidos de nuevo hubo cada vez más hombres dentro de esta iglesia, que de hecho eran bautizados y que reconocían a Cristo, pero que no conocían un verdadero arrepentimiento, una verdadera fe, ni el obrar espiritual del nuevo nacimiento. Eran falso cristianos, reconocedores externos, quienes por dentro aun eran paganos y pecadores.
Este estado completamente innatural marcó el desarrollo de la cristiandad en los siglos posteriores a la época apostólica, en los que la “Iglesia católica” obtuvo cada vez mayor influencia.
El dicho profético de Mateo 13
Ya hemos mencionado que la Palabra de Dios ya había predicho esta degeneración de la cristiandad en diversos lugares y en diversas formas. Aquí son de gran significado las parábolas sobre el reino de los cielos en Mateo 13, en las que el Señor Jesús de forma profética descubrió lo que sucedería con la cristiandad, la cual de hecho, de forma externa reconocería, pero no conocería el reino interior de Cristo (=el nuevo nacimiento).
24 Les refirió otra parábola, diciendo: El reino de los cielos es semejante a un hombre que sembró buena semilla en su campo; 25 pero mientras dormían los hombres, vino su enemigo y sembró cizaña entre el trigo, y se fue. 26 Y cuando salió la hierba y dio fruto, entonces apareció también la cizaña.
27 Vinieron entonces los siervos del padre de familia y le dijeron: Señor, ¿no sembraste buena semilla en tu campo? ¿De dónde, pues, tiene cizaña? 28 El les dijo: Un enemigo ha hecho esto. Y los siervos le dijeron: ¿Quieres, pues, que vayamos y la arranquemos?
29 El les dijo: No, no sea que al arrancar la cizaña, arranquéis también con ella el trigo. 30 Dejad crecer juntamente lo uno y lo otro hasta la siega; y al tiempo de la siega yo diré a los segadores: Recoged primero la cizaña, y atadla en manojos para quemarla; pero recoged el trigo en mi granero.
31 Otra parábola les refirió, diciendo: El reino de los cielos es semejante al grano de mostaza, que un hombre tomó y sembró en su campo; 32 el cual a la verdad es la más pequeña de todas las semillas; pero cuando ha crecido, es la mayor de las hortalizas, y se hace árbol, de tal manera que vienen las aves del cielo y hacen nidos en sus ramas.
33 Otra parábola les dijo: El reino de los cielos es semejante a la levadura que tomó una mujer, y escondió en tres medidas de harina, hasta que todo fue leudado. (Mt 13, 24-33 (RVR1960))
La parábola del trigo y la cizaña (Mt 13, 24-30) muestra las raíces de la formación de falsos cristianos, por medio de una conversión falsa y superficial. La parábola de la semilla de mostaza (Mt 13, 31-32) hace referencia al crecimiento innatural y no estipulado gran crecimiento dentro de la cristiandad; las “aves de los cielos” aquí son una imagen de los espíritus demoniacos. La parábola de la levadura (Mt 13, 33-35) descubre el obrar oculto de la desviación y de la falsa doctrina, la cual, cada vez se extiende más hasta que todo queda arruinado y degenerado.
Características del nombre “Cristiandad”
Este nombre exterior “cristiandad” (es decir, una cristiandad, que aun porta el nombre de Cristo, y lo reconoce de forma externa, pero que no le conoce ni mora él en ella) nos es también mostrado en 2 Tim 3,1-5:
“También debes saber esto: que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos. 2 Porque habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, 3 sin afecto natural, implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno, 4 traidores, impetuosos, infatuados, amadores de los deleites más que de Dios, 5 que tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella; a éstos evita.”
La marca elementad de la llamada “cristiandad” consiste en: que tienen una apariencia externa, una forma externa de temor de Dios y de religiosidad-¡pero niegan su poder, el poder de la cruz, y del nuevo nacimiento del Espíritu Santo! ¡Son “cristianos” pero no pertenecen a Cristo! ¡Son “creyentes”-pero niegan la fe bíblica y salvadora del cordero de Dios!
La declaración de las cartas de Juan
También las cartas de Juan son importantes para el entendimiento del emergente nombre cristiandad, y de la iglesia católica. En ellas se aborda principalmente la falsa doctrina de la Gnosis, la cual tuvo una importante, aunque subterránea y encubierta influencia en la degeneración de la Iglesia.
En la Primera carta de Juan se muestra que los falsos cristianos y sus maestros, a diferencia de los verdaderos creyentes, aman los pecados y viven en ellos (1 Jn 1,6+8+10; 2,4;3,4-10); aman al mundo y son atraídos por sus deseos (2,15-17), odian a los verdaderos creyentes, “los hermanos”, y desean matarlos (2, 9-11; 3,11-12; 4,20). Son distinguidos como falsos profetas, es decir, como aquellos que dispersan falsos mensajes y revelaciones en nombre de Cristo (4,1-6).
Detrás de ellos está el espíritu del anticristo, el espíritu del error (4, 3+6). “Anticristos” refiere a aquellos que son enemigos del verdadero Señor Jesucristo, y al mismo tiempo, a aquellos que desean ponerse en el lugar de Cristo, como lo hace la iglesia católica con todo su sistema.
Las cartas del Apocalipsis
Finalmente las declaraciones de las siete cartas en el Apocalipsis juegan un papel importante en el entendimiento espiritual del nombre “cristiandad”. Los seductores dentro de la iglesia católica siguieron la enseñanza de Balaam (Ap 2, 14-15):
“14 Pero tengo unas pocas cosas contra ti: que tienes ahí a los que retienen la doctrina de Balaam, que enseñaba a Balac a poner tropiezo ante los hijos de Israel, a comer de cosas sacrificadas a los ídolos, y a cometer fornicación.15 Y también tienes a los que retienen la doctrina de los nicolaítas, la que yo aborrezco.”
Ellos seducen a sus seguidores a la prostitución espiritual, mientras siguen los cultos idolátricos y se dejan enredar en misterios paganos, que tenían su raíz en Babilonia.
También la mujer Jezabel, cuya seducción estaba en la misma línea (Ap 2, 20-23), refiere proféticamente a la degeneración que vendría con la iglesia católica. En lugar de ser la casta novia de Cristo, la Iglesia verdadera, la iglesia católica se presenta como una prostituta seductora y hechicera. Sobre todo el nombre de la cristiandad se podría aplicar a la declaración escrita que el Señor le hizo a Sardis (y el cual de forma reiterativa se ha dirigido a la iglesia protestante): “tienes nombre de que vives, y estás muerto.” (Ap 3,1 (RVR1960))
Finalmente también se dirige la declaración a Laodicea al caído nombre de la cristiandad:
“15 Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni caliente. !!Ojalá fueses frío o caliente! 16 Pero por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca. 17 Porque tú dices: Yo soy rico, y me he enriquecido, y de ninguna cosa tengo necesidad; y no sabes que tú eres un desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo. 18 Por tanto, yo te aconsejo que de mí compres oro refinado en fuego, para que seas rico, y vestiduras blancas para vestirte, y que no se descubra la verg:uenza de tu desnudez; y unge tus ojos con colirio, para que veas. 19 Yo reprendo y castigo a todos los que amo; sé, pues, celoso, y arrepiéntete.” (Ap 3,15-19 (RVR1960))
3. El nombre muerto “cristiandad” persigue a la Iglesia viva
La degeneración del nombre cristiandad y la constitución de la iglesia católica como un partido dañino (secta dañina-cf. 2Pdr 2,1) nunca pudo ni asfixiar ni sustituir a la verdadera Iglesia. El Señor Jesús prometió: “y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella.”(Mt 16,18(RVR1960)).
De forma casi parcial en su interior y posteriormente aumentado en su exterior, la iglesia católica dio en cada tiempo verdaderos creyentes que creían en la Biblia y que se aferraban a las enseñanzas de la iglesia del tiempo de los apóstoles y que sostuvieron el testimonio de la verdad en medio de una verdad cristiana aparente que en la realidad era un mundo pagano de tinieblas.
Todo el tiempo hubo una pelea espiritual irreconciliable entre los verdaderos creyentes y los falsos líderes y maestros de la iglesia católica. En todo tiempo se empeñaron los gobernantes de la iglesia católica ambiciosos de poder, por apagar a los verdaderos creyentes, ya fuera por medio de seducciones o por medio de la persecución, para así enmudecer su testimonio, pues este dejaba expuesto los pecados y los daños de la iglesia ramera (CF. Jn 15,20; Mt 24,9; Lc 21,12; Jn 16,2-4; 2 Tim 3,12).
Los verdaderos cristianos fueron difamados como herejes(cuando en ese entonces seguramente también había grupos heréticos fuera de la iglesia); y después del siglo cuarto después de Cristo fueron perseguidos de forma sangrienta por la iglesia mundial. Sabemos de algunas de estas corrientes como los valdeses y sus sucesores, otros casos han sido borrados de la memoria de la historia escrita, pero Dios conoce sus nombres.
Por otro lado los verdaderos creyentes se mantuvieron apartados de la dañina iglesia mundial y huyeron de ella cuando se les presentó la oportunidad. Las iglesias proféticas de Esmirna, Pérgamo y Filadelfia describen al remanente de los verdaderos creyentes, quienes por muchos siglos fueron perseguidos de manera sangrienta. En la “sinagoga de Satanás! (Ap 2,9; 3,9) se puede ver el reflejo de la iglesia católica, que se comprendía a si misma como la verdadera perseguidora de los judíos y que tomo préstamos del judaísmo para su sacerdocio.
C. Babilonia la ramera y su significado profético para el entendimiento de los tiempos finales del cristianismo
En Apocalipsis 17 y 18 encontramos una descripción guía de un movimiento religioso, se podría decir: un poder religioso, que juega un rol importante en los desarrollos en contra de Dios en el final de los tiempos:
“1 Vino entonces uno de los siete ángeles que tenían las siete copas, y habló conmigo diciéndome: Ven acá, y te mostraré la sentencia contra la gran ramera, la que está sentada sobre muchas aguas; 2 con la cual han fornicado los reyes de la tierra, y los moradores de la tierra se han embriagado con el vino de su fornicación.
3 Y me llevó en el Espíritu al desierto; y vi a una mujer sentada sobre una bestia escarlata llena de nombres de blasfemia, que tenía siete cabezas y diez cuernos.
4 Y la mujer estaba vestida de púrpura y escarlata, y adornada de oro, de piedras preciosas y de perlas, y tenía en la mano un cáliz de oro lleno de abominaciones y de la inmundicia de su fornicación; 5 y en su frente un nombre escrito, un misterio: BABILONIA LA GRANDE, LA MADRE DE LAS RAMERAS Y DE LAS ABOMINACIONES DE LA TIERRA.
6 Vi a la mujer ebria de la sangre de los santos, y de la sangre de los mártires de Jesús; y cuando la vi, quedé asombrado con gran asombro. 7 Y el ángel me dijo: ¿Por qué te asombras? Yo te diré el misterio de la mujer, y de la bestia que la trae, la cual tiene las siete cabezas y los diez cuernos.
8 La bestia que has visto, era, y no es; y está para subir del abismo e ir a perdición; y los moradores de la tierra, aquellos cuyos nombres no están escritos desde la fundación del mundo en el libro de la vida, se asombrarán viendo la bestia que era y no es, y será. 9 Esto, para la mente que tenga sabiduría: Las siete cabezas son siete montes, sobre los cuales se sienta la mujer,”
1. Las características de Babilonia la ramera
La imagen profética que le puso a Juan en tal asombro es una mujer que cabalga sobre una bestia. Esta bestia es una imagen del imperio romano (cf. Apocalipsis 13)que era el imperio pagano mundial gobernante de ese entonces y que debe de jugar un rol decisivo en el fin de los tiempos, como lo muestran las profecías del libro de Daniel. La mujer sobre la bestia se llama “la gran ramera”. Ella se encuentra abiertamente en contra de la casta novia del Cordero, de quien después se habla en Apocalipsis 19.
La imagen espiritual de la ramera para la mujer apóstata
La ramera es aquella que ha apostatado del Señor, una mujer infiel; esta imagen ya había sido utilizada por el Israel idólatra: aquí es notorio como el nombre cristiandad es un alejamiento de Dios, que se hace culpable por servir a los ídolos y con esto, de fornicación espiritual. En esto es importante el rasgo de Jezabel de quien también se dice que “enseñe y seduzca a mis siervos a fornicar y a comer cosas sacrificadas a los ídolos.” (Ap 2,20 (RVR1960)).
De esta ramera, un poder religioso mundial de mucha influencia, se dice que está sentada sobre muchas aguas, esto significa que tiene influencia sobre muchos pueblos y naciones (Cf. Ap 17,15), y que los reyes de la tierra llevan acabo su fornicación espiritual (prostitución) con ella (esto quiere decir probablemente que utilizan su influencia en su política de poder), y que las masas se han embriagado de su fornicación espiritual, lo cual significa ser seducido y fascinado por sus ídolos demoniacos y por su hechicería (Ap 18,23). Ella está ataviada con vestidos costosos, que corresponden a los reyes, y que concuerdan exactamente con los vestidos de los papas y de los altos dignatarios católicos.
Babilonia como origen de la falsa religión de fornicación
Esta ramera trae un nombre escrito en su frente que hace manifiesto su ser: un misterio(gr, mysterion): BABILONIA(gr. –chald. “Puerta de dioses”) LA GRANDE, LA MADRE DE LAS RAMERAS Y DE LAS ABOMINACIONES DE LA TIERRA. Este nombre señala que las raíces de la iglesia católica han de buscarse en el sistema de idolatría y hechicería babilónico.
En Babel se realizó el primer intento de una rebelión contra el Señor (cf. Gn 11), y la historia de la religión proporciona muchos indicios que señalan que fue en Babel donde se dio el desarrollo del culto a los ídolos por primera vez, que entre otras cosas se manifestaba por la introducción de “misterios” (enseñanzas secretas para los consagrados).
Entre los misterios más significativos se cuenta con el culto a una supuesta “diosa madre” y su “hijo divino” (Semiramis y Tamuz), quienes se dispersaron en diversas formas sobre la tierra (Istar, Astarot, Isis, Artemisa) y que desembocaron en el culto a María de la iglesia católica.
La iglesia católica de hecho continúa practicando bajo las marcas “cristianas” la abominación de los cultos a los ídolos y los misterios de las religiones paganas. Entre los elementos de estas religiones paganas pertenecen, entre otros, los actos de salvación (sacramentos), lavados y aspersiones de “aguas santas”, la ofrenda de obleas (panecillos redondos) para el “rey de los cielos” (cf. Jer 7,18), el empleo de incienso, ente muchos otros más. También muchos de los símbolos de la iglesia tienen su origen en Babilonia (cf. El muy informativo trabajo de Hislop, De Babilonia a Roma).
De la misma manera se muestra que la región de esta ramera está ligada con el poder terrenal y con el desarrollo del lujo, y con una gran influencia y riqueza económica. La ramera ya no tiene algo en común con el verdadero Señor y Salvador Jesucristo, quien fue pobre para hacernos espiritualmente ricos. Ella también utiliza su poder para perseguir sanguinariamente a los verdaderos creyentes.
2. La mujer y la bestia: La etapa inicial de Babilonia la ramera
En el Apocalipsis la ciudad de Roma le es asignada a la ramera de manera clara y expresa, a la cual, desde tiempos antiguos se le conocía como la ciudad de las siete colinas (Ap 17,9).
“7 Y el ángel me dijo: ¿Por qué te asombras? Yo te diré el misterio de la mujer, y de la bestia que la trae, la cual tiene las siete cabezas y los diez cuernos. 8 La bestia que has visto, era, y no es; y está para subir del abismo e ir a perdición; y los moradores de la tierra, aquellos cuyos nombres no están escritos desde la fundación del mundo en el libro de la vida, se asombrarán viendo la bestia que era y no es, y será. 9 Esto, para la mente que tenga sabiduría: Las siete cabezas son siete montes, sobre los cuales se sienta la mujer,” (Ap 17,7-9(RVR1969)).
La imagen de la mujer que cabalga sobre la bestia (el imperio romano), nos hace referencia a un paso de mucha trascendencia en la historia de la iglesia católica: el llamado “cambio de Constantino” (cf. Ir a Dave Hunt, La mujer y la bestia).
El “cambio de Constantino” de la Iglesia a Babilonia la ramera
Con la aparente conversión del Emperador romano Constantino la iglesia fue elevada de una religión marginada, proscrita y prohibida a religión del Estado. Sus obispos recibieron poder terrenal y en respuesta recíproca debían dar apoyo el poder del Emperador y del Imperio; multitudes se abalanzaron hacia las filas de la iglesia, quienes por medio de ella deseaban alcanzar reconocimiento y puestos dentro del ahora imperio “cristiano”. La degradación y perdición de esta iglesia había alcanzado un totalmente nuevo nivel.
Desde ahora la iglesia romana persiguió con los recursos del poder estatal a todo aquel que pensase diferente, y abusó sin reflexionar de la espada para promover su desarrollo de poder religioso. Esto fue apoyado por la errónea enseñanza de la iglesia que sostiene que ella ha sido llamada a gobernar en el mundo en lugar de Cristo, y a ejercitar la soberanía sobre todo imperio del mundo. Sínica ambición de poder, corrupción y ambición por el dinero, unidos a los pecados abominables de Babel y Sodoma marcaron desde entonces y para siempre a la iglesia de Roma.
La iglesia católica es desde Constantino bajo la luz de Apocalipsis 17 el inicio y el núcleo de Babilonia la ramera. Hoy es muy importante acentuar esta exposición de la declaración profética del libro de Apocalipsis, que pertenecía a los conocimientos fundamentales de los bautistas y de los reformadores.
Muchos de los que hoy se llamas “evangélicos” y que se proclaman herederos de la Reforma se han vuelto ciegos en este punto y ya no ven los claros indicios de la Escritura, que fueron escritos para advertirnos.
Las perspectivas de los reformadores sobre la iglesia romana que se han olvidado
En el tiempo de la Reforma se trajo claramente a la luz el profundo carácter anticristiano, pagano e idólatra de la iglesia católica. Los reformadores, quienes casi no tenían luz ante muchas preguntas, en especial referentes a la enseñanza bíblica de la Iglesia, y quienes debido a esto cerraron compromisos de peso con el mundo, por lo menos tenían bastante claridad en este punto.
Los líderes y maestros de la Reforma, quienes personalmente y por visión propia conocían bien a la iglesia católica, desenmascararon la “eucaristía” como una ofrenda idolátrica y abominable distorsión del sacrificio expiatorio de Jesucristo. Continuamente hablaron señalando que en esta iglesia se honraba a un falso Cristo. Hoy esto es rebatido por muchos “protestantes” y es encubierto con lindas palabras.
Estaban completamente en lo cierto cuando observaban al papa romano como al anticristo. Incluso cuando ninguno de estos papas fue el anticristo en el sentido de la profecía bíblica de los últimos tiempos, si era anticristo todo el poder de su comprensión jerárquica y de su enseñanza (cf. 1 Jn 2, 18)- se colocaron en lugar de Cristo como gobernantes sobre la iglesia terrenal (gr. Anti-christos puede significar tanto “en lugar de Cristo” como “contra Cristo”), además también aparecieron falsos sacerdotes y gobernantes terrenales como tipos de quienes van en contra de Cristo.
3. La Reforma y la constitución de la gran iglesia protestante
Aquí debemos de ocuparnos brevemente sobre el desarrollo de un evento que tuvo consecuencias significativas, ya que este no es fácil juzgarlo bíblicamente y trajo consigo resultados entremezclados: el movimiento de renovación, que apareció en el siglo XVI como una corriente contraria a la iglesia católica y que comúnmente es denominado como “la Reforma” (lat. Reformateo=modificación, renovación).
Predecesores de la Reforma
Durante toda la Edad Media la iglesia católica oprimió y persiguió al verdadero Evangelio, e intentó con todas sus fuerzas, dentro de su área de gobierno, mantener lejos de los hombres el mensaje de la Biblia. Siempre hubo una oposición en contra de esta postura. Movimientos como el de los valdeses en Italia del norte se aferraron al Evangelio bíblico y a la Sagrada Escritura y constantemente la propagaron a escondidas.
Los “lolardos” en Inglaterra y los “husitas” en el territorio checo fueron de la misma manera movimientos, en los que el Espíritu de Dios obró para la propagación del Evangelio, y para que la verdad de la Escritura fuese colocada nuevamente en el candelero. Ellos fueron perseguidos por la iglesia romana de manera sangrienta y fueron perseguidos de forma brutal, sin embargo los gobernantes de las tinieblas no pudieron apagar la luz de Cristo.
La situación en el tiempo de la Reforma
En el siglo XVI diversos factores se unieron, los cuales llevarían finalmente a la Reforma protestante (“protestante” debido a que los creyentes protestaron contra los abusos y degeneraciones de la iglesia católica; “La Reforma”= lat. Reformateo=”renovación”).
Los esfuerzos espirituales por volver al Evangelio bíblico y a la Biblia misma recibieron nueva fuerza. En diversos lugares del “occidente cristiano” hombres despiertos investigaron por ellos mismos en las Escrituras-muchos de ellos como sacerdotes romanos, en algunos casos como teólogos educados, como Martín Lutero, Ulrico Zwinglio y Juan Calvino. Ellos descubrieron cada vez más y más la imposible reconciliación de las enseñanzas y prácticas romanas con la verdad bíblica.
El descontento de los “laicos” con el corrupto sistema romano creció; el pueblo sufría bajo las cargas que los falsos pastores les imponían. El conocimiento sobre como la iglesia romana efectuaba abusos con la verdad de Jesucristo crecía cada vez más. Penosas situaciones como la venta de indulgencias eran únicamente síntomas, con los que se incendió un descontento general contra los errores católico-romanos.
Al mismo tiempo se debilitó el poder de la iglesia romana, que en coalición con el poder terrenal en determinados tiempos fue extraordinariamente fuerte, a través de las aspiraciones de independencia de un gran número de príncipes terrenales. Lo anterior no tuvo motivo espiritual alguno en relación a su enemistad en contra de la iglesia católica. Ellos se sentían limitados dentro de su territorio de despliegue político debido al derecho de domino del papado, y se encontraban en oposición al Emperador, quien en ese tiempo estaba unido con los Papas.
El surgimiento espiritual de la Reforma
Bajo estas circunstancias se dio un surgimiento espiritual, que fue utilizado por Dios para llevar la luz del Evangelio a muchos hombres en Europa. Las doctrinas guía de la Reforma reconocían la verdad fundamental de la Biblia y del verdadero Evangelio, y lo anunciaban con fervor entre el pueblo. Sobre todo la verdad de la salvación únicamente a través de Cristo, sólo por gracia, sólo por medio de la fe en la obra redentora de Jesucristo, fue puesta en ese tiempo en el candelero.
Al mismo tiempo se esparcieron las Sagradas Escrituras y su doctrina con una libertad inimaginada. Lo que la falsa doctrina romana había oscurecido salía cada vez más a la luz.
Los reformadores rechazaban la soberbia usurpación del papado romano, que reclamaba para la iglesia romana, sus tradiciones y sus Papas, la autoridad relacionada a toda pregunta sobre doctrina dentro de la cristiandad. Ellos declaraban de forma temeraria que sólo la Sagrada Escritura podía ser la autoridad relacionada con los hombres, y que la iglesia romana había ocultado y contaminado la verdad de la Escritura.
Por medio de las traducciones de la Biblia en lenguas comunes por primera vez los inhabilitados “laicos” pudieron leer por si mismos la Palabra de Dios, y esta difusión de la Biblia trajo muchos frutos de bendición.
Compromisos e insuficiencias en la Reforma
Al mismo tiempo debemos ver en retrospectiva que la Reforma quedó atrapada en compromisos e insuficiencias fatales. Los líderes de la Reforma pensaron y negociaron en muchos puntos de una manera humana y política en lugar de una manera espiritual. Ellos rechazaron en verdad muchas enseñanzas y prácticas de la iglesia babilónico-romana, pero en puntos centrales no rompieron con el sistema babilónico.
Esto afectó sobretodo en la constitución de la antibíblica “iglesia del pueblo” con sus masas de no creyentes paganos, quienes, como antes, por medio del “sacramento” engañoso del bautismo de reciénnacidos eran declarados como “cristianos”.
La enseñanza de la Biblia sobre la Santa Iglesia, que se debe de integrar únicamente por nacidos de nuevo, fue desechada y el fundamental carácter mezclado de la gran iglesia babilónica se retuvo. También se guardó otro falso “sacramento” de la iglesia romana en varios puntos fundamentales: la santa cena como “sacramento del perdón de pecados”.
En el tiempo actual es difícil reconocer las causas de este fatal error. Pero el compromiso antibíblico de los reformadores para con los príncipes terrenales, quienes eran sus aliados, jugó un papel fundamental. La autoridad terrenal quería utilizar a la iglesia reformada como punto de apoyo de su poder estatal, lo cual hacía necesaria la estructura acostumbrada de la iglesia del pueblo.
Los reformadores por su lado ingresaron en este compromiso porque este parecía garantizar su protección y el desarrollo sin obstáculos del trabajo de la Reforma. La otra alternativa sería una reducida, pequeña y perseguida iglesia oculta, como mostró el ejemplo de los bautistas. Debido a distintas causas, los reformadores no se encontraban listos para esto.
De esta manera la Reforma no trajo un surgimiento total que llevara a una renovación bíblica, sino que se quedó estancada a medio camino. La enseñanza bíblica sobre la iglesia, y la doctrina de la santidad y del andar de Cristo así como otras doctrinas(por ejemplo: sobre los últimos tiempos, la apostasía, la relación de la Iglesia con Israel, el Milenio) fueron oscurecidas y no encontraron ni difusión ni realización en las iglesias de nueva formación de la Reforma.
El espiritualmente sano “bautismo” como testimonio de la verdad bíblica
El entendimiento bíblico de la verdadera Iglesia aislada por el mundo, no fue llevado a la práctica en este tiempo por los reformadores, sino por una corriente alterna perseguida y rechazada, a quienes se les llamó como los bautistas, porque rechazaban el bautismo de reciénnacidos, y practicaban el bautismo bíblico de los creyentes por inmersión.
El enemigo atacó este movimiento verdadero, sano y bíblico de los bautistas de una manera refinada, mientras mezclaba entre ellos a algunos falsos maestros y soñadores de las tinieblas, quienes a los ojos de observadores de ese tiempo y de nuestro tiempo trajeron descrédito a todo el movimiento (entre otros Thomas Müntzer).
Pero cuando uno estudia la historia y los escritos de los verdaderos bautistas (por ejemplo Menno Simon), entonces se muestra un movimiento de despertar realizado por Dios, que seguía al Señor con admirable fidelidad y sencillez, y que entendía y vivía la verdad de la Biblia en gran medida, aun más que los reformadores.
Este desperto y fiel remanente, a diferencia de los reformadores protegidos por los príncipes, tuvo que pasar por muchas persecuciones sangrientas; esto cuenta como una de las peores manchas de la Reforma, el que los reformadores “evangélicos” persiguiesen casi con la misma brutalidad que su rival católico.
Pero en el despreciado y perseguido movimiento bautista se continuaron desarrollando doctrinas neotestamentarias de la Iglesia, y esta corriente de los “menonitas” o “neobautistas” (aunque algunos menonitas con el tiempo se han desviado de la fe bíblica) sigue trayendo hoy en día frutos de honra para el Señor.
El camino torcido de la iglesia protestante del pueblo
La iglesias protestantes del pueblo formadas en la Reforma tuvieron que darse cuenta dentro de su desarrollo que el ignorar las doctrinas bíblicas sobre la Iglesia tiene su costo. En ellas, tanto en su base como en su liderazgo, siempre hubo una mezcla entre luz y tinieblas, entre creyentes y no creyentes.
Pronto se congelaron cada vez más y más en la ortodoxia vacía, y en los siglos XVIII y XIX llegó la influencia de las ideologías de la ilustración y del racionalismo, que finalmente estaban influenciadas por la filosofías paganas y por la gnosis. En el siglo XX obtuvo esta influencia marchante su maduración y obró en un cada vez más abierto alejamiento de las grandes iglesias protestantes de los fundamentos de la Reforma, sobre todo en una caída cada vez más marcada de la fe cristiana bíblica.
El fruto de este desarrollo es que esta iglesia del pueblo hoy toma de manera más abierta un carácter babilónico, un carácter de fornicación. Se dirige abiertamente hacia la mezcla religiosa y al paganismo anticristiano. Como la “La explicación común de la doctrina de la justificación” mostró, ellos traicionaron y vendieron desde hace tiempo su herencia protestante y están crecientemente listos para entregarse nuevamente bajo el techo de la iglesia católica mundial. Ellos no abandonaron totalmente el territorio de Babilonia la ramera, y ahora, en el fin de los tiempos, vuelven seguros a este territorio nuevamente.
Comunidades pietistas: El camino de los creyentes en las iglesias del pueblo
Sin embargo hubo desde el tiempo de la Reforma verdaderos creyentes dentro de estas iglesias mezcladas, quienes con la predicación del Evangelio y el acceso a Palabra de Dios, encontraron en el Señor Jesucristo paz y salvación. Estos creyentes sufrieron bajo las relaciones oscuras y apartadas de Dios de “Las comunidades de sus iglesias”, las cuales no eran verdaderas iglesias.
De su búsqueda por comunión espiritual y edificación mutua nació el pietismo (del lat. Pietas = devoción) de las iglesias-una corriente espiritual que por un lado conducía por una vía hacia la verdad bíblica y a una vida de fe bíblica, y por otro tuvo que sufrir bajo los flojos compromisos y los vestigios de las grandes iglesias (cf. 2 Cor 6,14-16).
En las comunidades pietistas, que quedaron en el marco de las grandes iglesias, podían los verdaderos creyentes encontrar edificación y fortaleza espiritual, que frecuentemente no recibían de los pastores no creyentes. En especial en los siglos XVIII y XIX hubo en el marco del “movimiento de despertar” muchos desarrollos de bendición, justamente en el área de la evangelización.
Por otro lado también en el pietismo se encontraron influencias nocivas. Por una parte la influencia del pensamiento racionalista de la ilustración llevó a posturas poco claras de las Sagradas Escrituras; por otro lado también hubo corrientes místicas , que dieron espacio a falsas “revelaciones” y “experiencias divinas” y que propiciaron doctrinas engañosas (entre otras la doctrina entusiasta del fin de los tiempos, la salvación universal y el espiritismo). También la separación con el catolicismo no era en general lo suficientemente clara.
En el siglo XX se mostró que el tiempo de bendición del pietismo interior había llegado más o menos a su fin. Las influencias emergentes vencieron paulatinamente; aquí Wilhelm Busch fue probablemente el último instrumento utilizado por Dios en el obrar supraregional.
A principios del siglo XX vino el seductor surgimiento del movimiento pentecostal, después la levadura de la crítica bíblica y del modernismo se hicieron presentes dentro de movimiento de la iglesia.
Ahora a principios del siglo XXI uno tiene la impresión de que también las comunidades pietistas junto con las iglesias libres y el movimiento “Allianz” se dejan arrastrar sin oposición por la gran corriente seductora ecuménica-carismática-liberal de los últimos tiempos. Aún hay frecuentemente algunos creyentes aislados que están alerta ante estos desarrollos y se les oponen-y por esto frecuentemente son hostigados e insolados.
4. Babilonia la ramera en la maduración de la fase del fin de los tiempos
La profecía en Apocalipsis 17 y 18 indica rasgos que recaen de manera inequívoca en toda la historia de la iglesia católica y muestran a Babilonia la ramera en una fase de aumento de poder a nivel mundial, mismo que no ha alcanzado hasta el día de hoy. Se habla de los tiempos finales en los que la ramera “ha corrompido a la tierra con su fornicación, y ha vengado la sangre de sus siervos de la mano de ella.” (Ap 19,2 (RVR1960)):
“3 Porque todas las naciones han bebido del vino del furor de su fornicación; y los reyes de la tierra han fornicado con ella, y los mercaderes de la tierra se han enriquecido de la potencia de sus deleites.” (Ap 19,3 (RVR1960))
La “iglesia mundial unida” que viene
Vemos en el Apocalipsis la imagen de una “iglesia mundial unida” que tiene a todas la naciones bajo su influencia hechicera. Esta gran fuerza religiosa contiene según el juicio de exégetas fieles a la Biblia una unidad anticristiana de las religiones del mundo bajo el liderazgo de la iglesia católica.
Dichas pretensiones salen frecuentemente y de forma significativa de la Naciones Unidas (ONU) quienes se han propuesto como meta construir un gobierno mundial central y propiciar la paz y la seguridad a nivel mundial. Para el lector reflexivo de la Biblia le es claro que estas metas finalmente sirven para el establecimiento del gobierno mundial del anticristo.
En el marco de las Naciones Unidas hay muchos movimientos y organizaciones religiosas que han declarado a la unión mundial de todas las religiones como su meta principal y en virtud de esta meta sostienen que todas las religiones en su núcleo creen en lo mismo. Frecuentemente encontramos que la mística y la meditación son un importante nexo de unión que debe de promover la unión de las religiones.
De cualquier manera se ve muy claramente que cada apertura para las pretensiones de lograr un ecumenismo de todas las denominaciones cristianas con una extraña legalidad espiritual son un salto en el más grande ecumenismo de las religiones del mundo.
El proverbio dice “quien dice A debe también decir B” y hoy ya vemos como los evangélicos que apoyan el ecumenismo cada vez son más abiertos a hablar sobre el “diálogo con las religiones del mundo”. “Diálogo” significa la búsqueda de la comprensión, significa el resaltar los supuestos puntos comunes, y lleva finalmente a la mezcla y a la unión.
Esta futura “unión de las religiones del mundo” que ya se prepara será una herramienta de las fuerzas anticristianas y finalmente será del anticristo, quien la usará para mantener a las masas por el mango, y para crear un respaldo y provocar que los hombres le sigan.
Para este fin los anticristianos poseedores del poder han utilizado una y otra vez a lo largo de la historia las figuras de la iglesia babilónica (aquí también cuentan las iglesias protestantes y ortodoxas); un ejemplo de este patrón fue la primera guerra mundial en la que las diversas iglesias oraban por la victoria de la “armas de la patria”. En las situaciones de crisis del tiempo del anticristo, la autoridad se volverá especialmente a la herramienta del control de masas religiosas.
Características de la religión babilónica del fin de los tiempos
De la alusiones en esta gran profecía finalmente podemos concluir que la maduración de esta fase final de Babilonia la ramera está impregnada de una fuerte influencia de los elementos fundamentales de la religión mística de babilonia: hechicería, mística y pecados abominables en el área sexual (cf. Ap 17,4-5; 18,3; 18,23 y el muy revelador libro de Dave Hunt, Invasión oculta).
La hechicería el alcanzar metas arbitrarias con ayuda de determinadas palabras y actos, con los que el poder de los espíritus malignos son invocados y utilizados. Hoy podemos ver como en la cristiandad se difunden con mayor frecuencia influencias mágicas y ocultistas bajo abrigos de piedad, ya sea por medio del movimiento carismático, o por la apertura de las iglesias del pueblo a doctrinas y prácticas esotéricas.
La mística es el intento de los hombres por lograr “unirse con la deidad” con la ayuda de determinadas técnicas y viviendas. Dentro de esto entre otras se encuentra la “meditación”, los rituales de “iniciación” (consagración), formas fijas de oración (“mantras”), el dejar en blanco y apagar el estado conciente, la “visualización” y la búsqueda de visiones, sueños y otras revelaciones del mundo espiritual, mismas que tienen un rol importante.
En el fin de los tiempos vivimos como la mística tiene un aumento en su importancia dentro de las religiones del mundo; dentro de la capa cristiana la “nueva espiritualidad” gana rápidamente influencia dentro de la cristiandad.
Finalmente la práctica conciente de la degeneración sexual y de la fornicación pertenecían a las características de la religión babilónica. Ella supuestamente debía de ayudar a llegar a un estado semejante al de la deidad. También vemos que estas desviaciones escalofriantes se fortalecen en el desarrollo religioso del fin de los tiempos.
D. Las pretensiones ecuménicas en el tiempo final de la cristiandad y el camino de la verdadera Iglesia
1. El trasfondo espiritual de las pretensiones actuales ecuménicas
Solamente cuando valoramos correctamente la futura postura de poder de Babilonia la ramera en la última fase del fin de los tiempos y sobre todo la profecía bíblica del tiempo del fin, podremos colocar en su sitio correcto a las pretensiones ecuménicas de hoy, que con gran fuerza y urgencia trabajan por la unión de todos los cristianos.
Grandes iglesias protestantes por el camino del error ecuménico
Es característico que casi todas las iglesias de la Reforma, quienes se habían separado un poco y liberado en cierta medida del anatema de la ramera romana, pero que no se habían separado completamente, pretendan desde hace varias décadas de una manera cada vez más abierta la reunificación con la iglesia romana.
Las iglesias protestantes del pueblo aumentan más y más en su comunión con Babilonia la ramera. Nunca dejaron el antibíblico y engañador ser del nombre “cristiandad”, sino que se siguieron apoyando en la doctrina de los sacramentos contraria a Dios, en especial a la del bautismo de niños, y nunca tomaron los principios bíblicos de la verdadera Iglesia.
Estas iglesias fueron siempre imágenes de hombres en las que los verdaderos creyentes fueron forjados en el antibíblico yugo desigual con no creyentes (2 Cor 6,14). La dirección de estas iglesias se encuentra desde el siglo pasado en su mayoría y casi exclusivamente en manos de no creyentes. No es sorpresa que no tengan poder para oponerse a la absorción ecuménica.
Evangélicos se confiesan por la unidad ecuménica
Ciertamente hoy debemos con horror afirmar que muchos, en cierta medida, líderes cristianos “evangélicos” , es decir, que tienen una confesión de fe bíblica, apoyan el ecumenismo.
Cada vez más cristianos que en el pasado eran reconocidos como predicadores bíblicos, están de acuerdo con el llamado a la gran unidad que ha de abarcar a todo lo que se denomina “cristiano” independientemente de que la iglesia o la comunidad se constituya por verdaderos nacidos de nuevo o de cristianos nominales muertos espiritualmente, independientemente de que se predique al verdadero Señor Jesucristo y al Evangelio bíblico, o que se predique a otro Jesús y a otro evangelio.
Hoy encontramos que en los líderes de la alianza evangélica (Evangelische Allianz) y del movimiento de las comunidades, así como de las iglesias libres, hay un determinante y restringido pero aún con algo de reserva “si” por el ecumenismo.
Algún cristiano es confundido por estas voces y se pregunta si tal vez con su negativa equivocadamente se ha apaciguado a esta absorción ecuménica. Con cuanta frecuencia escucha uno la opinión: “La iglesia católica ha cambiado a partir del segundo concilio vaticano”; “hoy en día simplemente no podemos darnos el lujo de las divisiones en la cristiandad”; “ante los ojos del mundo no tenemos credibilidad, si no hablamos como una sola voz”.
La engañosa “unidad” a la luz de la Biblia
Esta “unidad” carente de fundamento, basada en mentiras y falsas doctrinas desde sus principios ha sido rechazada por todos los creyentes fieles y vigilantes. La Sagrada Escritura nos dice de forma muy clara que dicha “unidad” no puede ser agradable a Dios:
“14 No os unáis en yugo desigual con los incrédulos; porque ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas? 15 ¿Y qué concordia Cristo con Belial? ¿O qué parte el creyente con el incrédulo?16 ¿Y qué acuerdo hay entre el templo de Dios y los ídolos? Porque vosotros sois el templo del Dios viviente, como Dios dijo: Habitaré y andaré entre ellos, Y seré su Dios, Y ellos serán mi pueblo.” (2 Cor 6,14-16 (RVR1960))
Era natural que en el pasado creyentes fieles a la Biblia advirtiesen sobre el ecumenismo y se separaran de manera decisiva. Hoy se ha posado una terrorífica niebla espiritual sobre muchos cristianos evangélicos, y ya no ven claramente y así apoyan la absorción ecuménica.
La mezcla como método del enemigo
A la luz de la Biblia vemos en el ecumenismo al principio seductor de la mezcla en acción, después se vence sin oposición al mal y al desvío, ¡pues Dios quiere el aislamiento de Su pueblo santo no su mezcla! (Cf. Gal 5, 7-9; 1 Cor 5,6-8; Mt 16, 6-12; Ex 2,15; Ex 23, 18)
La mezcla del pueblo de Dios del pacto con los pueblos paganos idólatras fue el tropiezo con el que Satanás quería capturar y corromper a Israel; como se mostró en el malvado consejo de Balaam (cf. Ap 2,14; 2 Pdr 2,15; Jud 11). Más tarde Israel fue por este camino corrupto y fue su perdición.
“34 No destruyeron a los pueblos Que Jehová les dijo;35 Antes se mezclaron con las naciones, Y aprendieron sus obras, 36 Y sirvieron a sus ídolos, Los cuales fueron causa de su ruina.37 Sacrificaron sus hijos y sus hijas a los demonios, 38 Y derramaron la sangre inocente, la sangre de sus hijos y de sus hijas, Que ofrecieron en sacrificio a los ídolos de Canaán, Y la tierra fue contaminada con sangre. 39 Se contaminaron así con sus obras, Y se prostituyeron con sus hechos.40 Se encendió, por tanto, el furor de Jehová sobre su pueblo, Y abominó su heredad;” (Sal 106, 34-40 (RVR1960))
“8 Efraín se ha mezclado con los demás pueblos; Efraín fue torta no volteada.9 Devoraron extraños su fuerza, y él no lo supo; y aun canas le han cubierto, y él no lo supo.” (Os 7,8-9 (RVR1960))
La táctica del enemigo contra la Iglesia
La meta de Satanás, quien se encuentra detrás de las aspiraciones ecuménicas, es la destrucción o por lo menos la paralización de la verdadera Iglesia de Dios, que como luz que alumbra y como claro testimonio, se encuentra en medio del camino de sus tenebrosos planes.
Por medio de una unidad no bíblica y de la mezcla de la verdad de Dios, el glorioso mensaje del Evangelio de la gracia, ha de ser asfixiado y oprimido y se sustituirá con la mentira del falso evangelio ecuménico.
Satanás sabe bien que la verdadera Iglesia de Dios retendrá su fuerza de la luz y del poder del testimonio de Cristo y de Su verdad, mientras se mantenga en la abstención del pecado deseada por Dios, y mientras el cuerpo de Cristo se mantenga separado de las imágenes seductoras del nombre de la cristiandad actual. Es por eso que él intenta todo para burlar y disolver el aislamiento de la Iglesia bíblica.
Nuevamente queremos claramente expresar lo siguiente: ¡La falsa unidad ecuménica es una astuta estrategia de Satanás, del ángel de luz disfrazado (2 Cor 11, 14), del que engaña y destruye desde el principio (Ef 6,10-20)! Una unidad y mezcla como ésta de luz y tinieblas, de verdad y mentira no sirve a Dios, sino al enemigo.
Pensemos en la palabras de advertencia del Apóstol Pablo:
“2 Porque os celo con celo de Dios; pues os he desposado con un solo esposo, para presentaros como una virgen pura a Cristo.3 Pero temo que como la serpiente con su astucia engañó a Eva, vuestros sentidos sean de alguna manera extraviados de la sincera fidelidad a Cristo.” (2 Cor 11,2-3 (RVR1960))
Justamente esa es la consecuencia de la mezcla ecuménica sobre los creyentes que se dejan engañar por ella. Satanás quiere introducir a la novia pura en las manchas de la ramera.
Los malos frutos del movimiento ecuménico
Las pretensiones ecuménicas del fin de los tiempos generan una dirección equivocada y perdición en la Iglesia, y significa un gran peligro espiritual para los verdaderos creyentes. Ellos son adiestrados y embetunados con lindos versículos bíblicos y con declaraciones bien intencionadas impregnadas de humanismo, pero que no pueden más que causar destrucción. La intención ecuménica actual de unión tiene cuatro consecuencias objetivas, que de acuerdo con Mt 7, 15-20 son frutos corruptos:
1. El movimiento ecuménico sirve para acaparar a la verdadera Iglesia, mezclarla con la levadura del nombre “cristiandad”, para corromper su ser y carácter divino y santo. Se ha de romper la fuerza de la Iglesia bíblica y se le ha de traer bajo el gobierno de Roma. Satanás quiere debilitar a la verdadera Iglesia que es “columna y baluarte de la verdad” (1 Tim 3,15 (RVR1960)) y hacerla inoperante; el quiere contaminar al pueblo sacerdotal de Dios y conducir a los creyentes a la fornicación espiritual, como es mencionado en la advertencia profética sobre Jezabel.
2. Por medio de compromisos en “nombre de la unidad” los verdaderos creyentes han de ser estorbados para predicar claramente el Evangelio bíblico y con este guiar a evangélicos y católicos denominados cristianos a la salvación. Bajo el abrigo de la “unidad” pretende la iglesia romana después evitar cualquier predicación clara del Evangelio llamándolas “prácticas proselitistas”. El enemigo quiere mantener a las almas perdidas en las tinieblas, y por eso intenta sofocar la luz del Evangelio, y con su falsa unidad intenta enterrar la libertad de la predicación del Evangelio.
3. El movimiento ecuménico sirve para oscurecer la verdad bíblica, y por medio de los compromisos flojos y la mezcla con doctrinas erradas hacerla inoperante. El Evangelio bíblico ha de ser sustituido, ha de ser falsificado por la torcida doctrina del caído e incrédulo nombre “cristiandad” (ver la “explicación común de la doctrina de la salvación”). La sana doctrina bíblica que entre otras abarca las doctrinas sobre la Iglesia, la visión profética del fin de los tiempos, entre otras verdades, han de ser llevadas al silencio, para que Satanás pueda continuar introduciendo sus engaños en una niebla espiritual imperceptible, y que éstas ya no puedan ser descubiertas con la aguda luz de la verdad bíblica.
4. La unificación ecuménica de todas las denominaciones cristianas bajo el dominio de la iglesia católica sirve al fortalecimiento del desarrollo de una “iglesia mundial unificada”, y con esto, conducir a la bíblicamente profetizada Babilonia la ramera a la plenitud de su poder. Ella apunta con un poder irresistible hacia una unificación de todas las religiones del mundo para convertirlas en una religión mundial unificada, babilónica y anticristiana. En esta engañosa unidad de “todos los hijos de Adán”, que ante los ojos de Dios es una abominación, han de ser arrastrados también los verdaderos creyentes. Hoy en día muchos partidarios del ecumenismo emplean el engañoso lema: “Dios es el padre de todos los hombres, todos los hombres son sus hijos, y todas las religiones son caminos a Dios”:
El engaño de los creyentes a través de los abogados del ecumenismo
Hoy vivimos como los líderes responsables de las líneas de los evangélicos se abren a la propaganda del ecumenismo, y como practican el trabajo conjunto con la iglesia católica y con los caídas iglesias del pueblo con teologías liberales. Esto sucede en especial por medio de “Pro Cristo” (Pro Christ) y va en aumento con la alianza evangélica (Evangelische Allianz) (“Tour impulso uno”/”Impulstour Eins”), pero también por medio de engañadores carismáticos como la revista “Tomar un respiro” (“Aufatmen”), el movimiento “Willow-Creek”, el curso alfa, etc.,.
La participación determinante de evangélicos en la campaña “unidos por Europa”, sobre todo el papel directivo del orador de “Pro-Cristo” Ulrich Parzany en esta empresa ecuménica es una triste señal de cuan ciegos se han vuelto aquellos que aún reconocer a Cristo y a la Biblia. En las sesiones de este movimiento se encuentras “evangélicos” y carismáticos radicales como Peter Wenz y Walter Heidenreich en confidente comunión con el movimiento ultra católico “Movimiento-Schönstatt” (Schönstatt Bewegung) que ha escrito la exaltación de María en su bandera, y con el también movimiento católico “Fakolare” que practica abiertamente la mezcla de religiones.
Entre las organizaciones participantes encontramos a: Campus Crusade Europa, AGLOW (grupo de mujeres carismáticas), el movimiento curso “alfa”, la iglesia carismática “fe bíblica” Stuttgart, la iglesia de renovación católica carismática Europa, la comunidad Taizé, la unión CVJM, la “hermandad marista”, “el camino comunidad Dünenhof”, el carismático FCJG Lüdenscheid, la carismática “iglesia espiritual renovación” en EKD, “Jóvenes con una misión”, “Pro-Cristo”, varias iglesias carismáticas “Vineyard”, y un gran número de organizaciones e iglesias católicas y ortodoxas.
La unidad practicada con gran pompa, y los congresos organizados por este movimiento que en 2004 atrajeron a 9000 visitantes (2007; 8000) son un síntoma de cuanto ha avanzado la perdición ecuménica. La iglesia católica promueve estas empresas y las utiliza para atraer a los participantes evangélicos mas cerca de ella con el acento de la unión. Esto es bajo su perspectiva algo sólo consecuente.
Lo que debe de alarmar a los cristianos fieles a la Biblia, es el curso de compromiso de personas de renombre que se reconocen como “fieles a la Biblia” y al Evangelio bíblico, quienes de forma conciente y enérgica trabajan conjunta y profundamente con las grandes iglesias protestantes liberales y con la iglesia católica. Ellos sostienen su permanencia en la fe bíblica, y al mismo tiempo declaran a los enemigos jurados de esta fe como sus “hermanos y hermanas en Cristo” y buscan la unidad con ellos.
Aquí se muestra una peligrosa conexión espiritual, una niebla engañadora, que hoy le roba la clara vista espiritual a muchos. Cada vez más “evangélicos” borran las claras diferencias entre luz y tinieblas, entre verdad bíblica y falsa doctrina, entre creyentes y no creyentes, entre lo bueno y lo malo (Is 5,20), entre Cristo y Belial. Ellos pretenden el yugo desigual del que nos advierte la Escritura en 2 Corintios 6, y guían a los cristianos evangélicos que confían en ellos por la mezcla con Babilonia.
Esto también es válido para los que se dan de defensores conservadores de un “ecumenismo de confesión”. También este tipo de unión política con supuestos círculos católicos “conservadores y bíblicos” en contra de las “desviaciones liberales” y de la “secularización” es espiritualmente falsa y conduce al error.
Esta ceguera se manifiesta en la manera como los líderes evangélicos recomiendan en sus propios círculos doctrinas y prácticas que son totalmente contrarias a la fe bíblica y que vienen del arsenal de la religión mística pagana.
A estos pertenece el movimiento de la “nueva espiritualidad” (Richard Foster, Brennan, Manning, Henri Nouwen, entre otros), que defiende a la mística pagana y a la meditación, e introduce el pensamiento de la nueva era y la mezcla religiosa dentro de círculos evangélicos. Esto ha sido recomendado y promovido por evangélicos conocidos (entre otros Bill Hibels. Rick Warren, Ulrich Eggers, la publicación de Allianz “Eins” (“uno”)).
2. El camino de la Iglesia bíblica ente las pretensiones ecuménicas de los últimos tiempos
Para la verdadera Iglesia las engañosas intenciones ecuménicas de unidad son un serio peligro, pero también es un desafío a mantener la fidelidad y a reconocer valientemente al verdadero Señor Jesucristo y Su verdad, quienes no unifican a todos, sino que separan entre los verdaderos y los falsos cristianos, entre los que simplemente reconocen y los hijos de Dios nacidos de nuevo.
Los verdaderos creyentes saben sobre la unidad bíblica que se les ha dado y que procuran guardar. Esta unidad se da única y exclusivamente entre los verdaderos hijos de Dios. El orar y trabajar por la realización de esta verdadera unidad, debería de ser el deseo de todo creyente.
a) Debemos de guardar y fortalecer la unidad bíblica entre los verdaderos creyentes
La unidad bíblica entre los verdaderos creyentes tiene dos lados que cuidadosamente debemos separar para así no desviarnos.
1. La unidad objetiva en Cristo
La postura de todos los creyentes nacidos de nuevo es ser uno en Cristo (Gal 3,28). Esta unidad es obrada por Dios; ella es invisible y refiere a la posición de las Iglesias ante Dios. Esta unidad es completa, a diferencia de cualquier forma de práctica de unidad entre los hijos de Dios que están aquí en la tierra, la cual siempre es incompleta. Esta unidad objetiva también es indestructible, ella no puede ser mermada por el fracaso de los hombres.
El Señor Jesús habló de esta unidad completa en Juan 17, no hizo referencia a alguna pretensión de unidad terrenal de los cristianos. Esto debería de ser claro para todo lector de la Biblia, cuando el Señor describe esta unidad:
“21 para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste. 22 La gloria que me diste, yo les he dado, para que sean uno, así como nosotros somos uno. 23 Yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfectos en unidad, para que el mundo conozca que tú me enviaste, y que los has amado a ellos como también a mí me has amado.” (Jn 17,21-23(RVR1960))
Cuando ponemos frente a nuestros ojos que nuestra unidad unos con otros es descrita por el Señor como de la misma calidad que la misteriosa unión completa entre Dios el Padre y Dios el Hijo, entonces nos es claro al instante, que dicha unidad sólo puede ser llevada a la práctica, cuando los creyentes se hayan liberado completamente de su carne, es decir, después de su glorificación y unión con Cristo.
Cuando Cristo se revele en la tierra en gloria con su Iglesia, entonces reconocerá el mundo a Cristo y a Sus santos, que hoy son rechazados y subestimados. Hoy esta unidad completa sólo existe en el Espíritu y en Cristo, aún no es visible en la tierra.
Esta completa unidad espiritual objetiva de los hijos de Dios también es descrita en la Escritura como la unidad del cuerpo de Cristo, a la que pertenecen todos los creyentes nacidos de nuevo (1 Cor 12,13; Rom 12,5).
El cuerpo es uno por el obrar del Espíritu de Dios (por eso también se habla de la “Unidad del Espíritu”–Ef 4,3), y nadie puede mermar la unidad del cuerpo, de la misma manera que nadie lo puede “crear” o “sanar”. No pertenecen al cuerpo de Cristo ni la iglesia católica, ni alguna de las caídas iglesias protestantes que se quieren “asociar” en el ecumenismo.
Nuevamente queremos acentuar: La unidad completa de la Iglesia se revelará al mundo únicamente cuando la Iglesia glorificada regrese con Cristo a la tierra. Después de esto ésta antes invisible Unidad de obrar espiritual, será completada, y ya no será perturbada por el obrar de la carne.
Es entonces que el mundo creerá-no en tiempo de hoy que es el tiempo de la salvación, en el que el mundo ha desechado a Cristo y en el que sólo un grupo escogido se salvará. Hoy es engañador cada intento por construir esta unidad completa en el ámbito exterior y con medios humanos, siendo estos arrogantes y condenados al fracaso.
2. La unidad práctica entre los verdaderos creyentes
Esta unidad es relativa e incompleta y en la práctica es limitada por el obrar de la carne. El Espíritu de Dios lleva a los verdaderos creyentes a una unidad en las convicciones en relación a la fe y al servicio bajo el fundamento de la verdad y doctrina de la Palabra de Dios.
La carne y las influencias del engaño, las diferencias de comprensión y los vestigios de la tradición son fuentes de la división, la cual será superada cuando la Iglesia sea glorificada. Es por esto que en el tiempo de hoy tampoco se pueden superar ni evitar las divisiones y partidismos por medio de los esfuerzos humanos, éstos están reservados para ser superados por Dios (1 Cor 11, 19), a pesar de que los mismos no estuvieron en el deseo del Señor.
El desarrollar la unidad práctica significa: “ guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz;” (Ef 4,2 (RVR1960)), por medio del alcanzar “la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios,” (Ef 4,13 (RVR1960))-aquí en este mundo esto sólo es aproximado y sólo puede ser alcanzado por creyentes espiritualmente maduros.
De cualquier forma todos los creyentes deberían aspirar enérgicamente a esta unidad, y deberían hacer todo para derribar las divisiones antibíblicas que permanecen entre los verdaderos creyentes, y deberían promover la unanimidad y el amor fraternal, así como la cooperación en el servicio del Señor.
Aquí se trata de la unidad en las convicciones, como lo describe la carta a los filipenses:
Finalmente también se trata de una unidad, de una convivencia llena de amor y reconciliación entre los creyentes nacidos de nuevo (cf. Ef 4,32-5,2; Col 3,12-15).
Este tipo de unidad sólo se puede lograr bajo el fundamento de la verdad bíblica. A diferencia de todos los que toman y difunden las falsas doctrinas, el claro mandamiento bíblico de separación es válido (cf. 1 Tim 6,5; 2 Tim 3,5; Tit 3, 10-11)
“17 Mas os ruego, hermanos, que os fijéis en los que causan divisiones y tropiezos en contra de la doctrina que vosotros habéis aprendido, y que os apartéis de ellos. 18 Porque tales personas no sirven a nuestro Señor Jesucristo, sino a sus propios vientres, y con suaves palabras y lisonjas engañan los corazones de los ingenuos. 19 Porque vuestra obediencia ha venido a ser notoria a todos, así que me gozo de vosotros; pero quiero que seáis sabios para el bien, e ingenuos para el mal.” (Rom 16,17-19(RVR1960))
b) Debemos descubrir y rechazar la antibíblica unidad del ecumenismo
Para los verdaderos creyentes del tiempo de hoy es de especial importancia que descubran y rechacen el empleo incorrecto de valiosas declaraciones de la Biblia que dirigen hacia la falsa unidad ecuménica. Los actuales defensores de la gran mezcla ecuménica con gusto hacen alusión al mandamiento del amor entre los creyentes, tal y como nos lo dio el Señor (cf. Jn 13,34; Jn 15,12; 1 Jn 4,7-21)
Pero queremos sostener que este mandamiento hace referencia solamente a los verdaderos hijos de Dios nacidos del Espíritu de Dios, no hace referencia a la “cristiandad” que nunca ha creído en el Evangelio bíblico. El “amar” a estos cristianos aparentemente nacidos de nuevo, mientras uno se hace uno con ellos, significa una doble infracción contra el verdadero amor bíblico:
- Por un lado es una ausencia de amor hacia estos mismos cristianos aparentes, a quienes les enseñan que son salvos, cuando en verdad se perderán, si no se arrepienten y aceptan el verdadero Evangelio bíblico de Jesucristo. Amarlos significa advertirles con amor, y mostrarles el verdadero camino a la salvación. Justamente eso es lo que los defensores de la “unidad” ecuménica quieren evitar.
- Por otro lado dicho falso “amor” sería una infracción contra el amor de nuestro Señor y Salvador, quien nos ha comprado con Su sangre. Amarlo a Él significa sostenernos imperturbablemente de Su Palabra, soportar la pena del aislamiento y la enemistad del mundo (también del mundo religioso), y odiar el mal. ¿Cómo podemos amar al Señor si nos unimos con aquellos que le han rechazado y que desprecian Su Palabra?
El segundo argumento engañador de los ecuménicos yace en el abuso del llamado a la unidad que se encuentra en las palabras de nuestro Señor en Juan 17. Ya vimos en el punto a) que esta unidad completa de la que habla el Señor, existe por el obrar del Espíritu de manera invisible-pero sólo entre los verdaderos creyentes nacidos de nuevo. En este sentido, ningún hombre pude hacer algo para lograr, generar o promover esta unidad-esta es realizada por Dios y es realidad en el sentido espiritual.
Pero esta unidad de obrar espiritual excluye a todos los falsos maestros y engañadores, y a todos los falsos profetas y apóstoles, quienes según el testimonio de la Escritura son instrumentos rechazados y opositores (cf. Entre otras Mt 7,15-23; 2 Cor 11, 13-15; Rom 16, 17-18; Gal 5, 7-12; Fil 3, 18-19; Col 1,16-19; 2 Tes 2,9-12; 1 Tim 6,3-5; 2 Tim 3,1-13; Tit 1,10-16; 2 Pdr 2,1-22; 1 Jn 2,19-26; 1 Jn 4,1-6; 2 Jn 7-10; Jud 4-19).
Con esto son excluidos todos los Papas, Patriarcas, Cardenales y los Obispos tanto católicos como protestantes, todos los profesores de teología críticos de la Biblia, los fasos profetas carismáticos y también los líderes del movimiento ecuménico.
La verdadera unidad de los creyentes que es obra del Espíritu, rechaza el término cristiandad, el cual nunca ha adoptado al Evangelio bíblico y que le ha dado la espaldad al Señor Jesucristo de la Biblia. Aquí no cuenta el reconocimiento exterior de algún “Jesús” o “Cristo”-¡la misma Biblia nos advierte que en el final de los tiempos se levantarían muchos falsos “Jesús” y falsos “Cristos”!-solamente cuenta la verdadera fe en el verdadero Señor Jesucristo, tal y como nos lo ha revelado la Escritura.
Para esto son importantes las medidas establecidas por la Escritura para distinguir a los verdaderos cristianos (cf. Entre otras Rom 8,5-9; 1 Cor 6,9-10; 2 Cor 4,3-6; Gal 3,10; Ef 5,1-14; 1 Jn 2,3-6; 1 Jn 3,1-10; 1 Jn 5,10-13).
Cuando establecemos los parámetros de la Biblia, entonces reconocemos que las pretensiones de unidad del ecumenismo son antibíblicas y engañosas. Reconocemos que ellas frente al fundamento bíblico, debilitan el mandamiento a la unidad hecho a los creyentes, y van en contra del verdadero sentido de los mandamientos y peticiones del Señor. Esta falsa unidad en el fondo significa traicionar a nuestro Señor y a Su Palabra, y promover la apostasía.
Por lo tanto, nosotros como creyentes, que queremos verdaderamente serle fieles al Señor y a Su Palabra, podemos rechazar decididamente esta unidad no bíblica, y abstenernos de tener algún tipo de relación con las intenciones ecuménicas.
c) Deberíamos aferrarnos decididamente a la Palabra de Verdad
Un principio fundamental de supervivencia para la Iglesia verdadera en este tiempo es el aferrarse de manera decidida, necesaria e inequívoca a la Palabra de Dios, a las Sagradas Escrituras y a sus sanas doctrinas. Sólo la Palabra de Dios puede darle a los verdaderos creyentes clara orientación y guía en medio de este tiempo lleno de engaños.
El defender y estudiar esta Palabra inspirada e infalible, y vivirla en obediencia de fe es esencial para le Iglesia de los tiempos finales. El Señor glorificado alabó de la siguiente manera a la Iglesia de Filadelfia, que es una imagen de el remanente fiel de los últimos tiempos:
“8 Yo conozco tus obras; he aquí, he puesto delante de ti una puerta abierta, la cual nadie puede cerrar; porque aunque tienes poca fuerza, has guardado mi palabra, y no has negado mi nombre. 10 Por cuanto has guardado la palabra de mi paciencia, yo también te guardaré de la hora de la prueba que ha de venir sobre el mundo entero, para probar a los que moran sobre la tierra.” (Ap 3,8+10 (RVR1960))
Justo ante el aumento de los engaños en el tiempo del fin, en cuyo futuro seguramente ha de presentarse la persecución, es importante que elijamos con toda conciencia el camino de la fidelidad, y que nos animemos unos a otros a permanecer en amor y fidelidad para con nuestro Señor.
Necesitamos “la sincera fidelidad a Cristo”(2 Cor 11,3 (RVR1960)), para poder hacer frente a todos los refinados argumentos de los engañadores, quienes emplean desde la pseudocientífica “crítica bíblica” hasta los llamados emocionales a la unidad, y entusiastas visiones de éxtasis de todo tipo, para desviar a los santos y escogidos.
d) Deberíamos de observar y practicar la separación de todo lo que se opone a Dios como una ley de vida de la verdadera Iglesia
¿Cómo debe de verse la posición de los verdaderos creyentes ante las intenciones ecuménicas? La respuesta la encontramos en una declaración básica del Apóstol Pablo, que ha de ser de gran importancia para cada creyente y para cada iglesia bíblica:
“14 No os unáis en yugo desigual con los incrédulos; porque ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas? 15 ¿Y qué concordia Cristo con Belial? ¿O qué parte el creyente con el incrédulo? 16 ¿Y qué acuerdo hay entre el templo de Dios y los ídolos? Porque vosotros sois el templo del Dios viviente, como Dios dijo: Habitaré y andaré entre ellos, Y seré su Dios, Y ellos serán mi pueblo. 17 Por lo cual, Salid de en medio de ellos, y apartaos, dice el Señor, Y no toquéis lo inmundo; Y yo os recibiré, 18 Y seré para vosotros por Padre, Y vosotros me seréis hijos e hijas, dice el Señor Todopoderoso.” (2 Cor 6,14-18 (RVR1960))
Aquí se menciona un principio básico que es requisito para la supervivencia espiritual de la verdadera Iglesia de Dios. Entonces la Iglesia verdadera sólo puede mantenerse en el fin de los tiempos, si ella de forma consecuente y clara se separa de la ramera, del nombre pagano de la cristiandad, de falsas doctrinas, y del falso cristianismo, que hoy en día están en aumento.
“4 Y oí otra voz del cielo, que decía: Salid de ella, pueblo mío, para que no seáis partícipes de sus pecados, ni recibáis parte de sus plagas;”
La Iglesia se encuentra ahora en una batalla espiritual de vida o muerte, que es encabezada por los principados de este mundo con todas las armas de sus artificios, y en la que necesitamos de toda la armadura de Dios para poder sobrevivir. La meta del diablo es contaminar a la virgen casta, a la novia, y arrastrarla en las fornicaciones espirituales de la gran ramera Babilonia (cf. 2 Cor 11,2-3)
La verdadera Iglesia tiene un llamado glorioso y una misión extremadamente importante recibida de parte de Dios. Ella es la luz del mundo en medio de las más densas tinieblas, es la columna y la base de la verdad en este mundo inundado por oleadas de mentiras, es el único heraldo del verdadero Evangelio de la gracia de Dios en Cristo, es el santo sacerdocio que adora y sirve al Dios verdadero en medio de las multitudes de los ciegos siervos de los ídolos; es la novia pura que espera a su novio celestial y que en la esperanza en él se mantiene libre de las manchas del mundo.
Todo esto y más está en juego cuando el engañador y destructor logra atrapar a la Iglesia en las doctrinas erradas y en los pecados de abominación del Ecumenismo. La Iglesia genuina, es decir, el remanente fiel de creyentes, que aún tomo en serio el llamado a la verdadera Iglesia, debe de hacer todo lo posible para separarse de forma clara y absoluta de las engañosas corrientes del error de estos últimos tiempos.
A estos pertenecen junto con el ecumenismo sobre todo los movimientos carismáticos y pentecostales de falsa profecía, así como la crítica bíblica en cualquiera de sus formas y variantes. Todas estas corrientes engañosas dañan a la Iglesia y la arrastran por la gran corriente de las fornicaciones babilónicas (cf. Mi escrito: “¡Tened cuidado de vosotros mismos y de todo el rebaño! El significado de la función espiritual del vigía para la Iglesia de los últimos tiempos).
¡Precisamente estas corrientes en los últimos años le han abierto las puertas y los portones a importantes líderes del cristianismo evangélico! Los verdaderos creyentes que quieren seguir al Señor de forma coherente, no pueden permanecer en dichos círculos “evangélicos” llenos de mezcla y engaño; el mandamiento a apartarse de la levadura del mal los guía a salir de los campamentos “evangélicos” para unirse en iglesias y grupos en el hogar.
3. La importancia de las iglesias bíblicas independientes y de los grupos en el hogar hoy
Uno de los principios de supervivencia más importantes para la verdadera Iglesia de los últimos tiempos es la reunión de los creyentes fieles en Iglesias bíblicas con una ubicación real y en grupos en el hogar, las cuales son independientes de las telarañas del ecumenismo, y que pueden claramente sostener y practicar la doctrina bíblica del Nuevo Testamento.
Es un riesgo espiritual creciente para todo creyente fiel permanecer en las iglesias evangélicas que adquieren cada vez más una forma corrupta moldeada por el mundo, las cuales se abren al ecumenismo y a los movimientos carismáticos y a la crítica bíblica. Considerando la absorción que pretende Babilonia la ramera, vemos que es válido el serio llamado de Dios hecho en el libro de Apocalipsis:
“4 Y oí otra voz del cielo, que decía: Salid de ella, pueblo mío, para que no seáis partícipes de sus pecados, ni recibáis parte de sus plagas;
5 porque sus pecados han llegado hasta el cielo, y Dios se ha acordado de sus maldades.” (Ap 18:4-5 (RVR1960))
En esta hora es esencial hacer decisiones santas por Dios, e ir en obediencia de fe verdaderamente y en la práctica por el camino de la santificación. Esto significa salir de toda iglesia y forma de congregación que tolera o que incluso promueve la falsa doctrina, que dan lugar al engaño carismático y ecuménico, o que han sido directamente jaladas por el ecumenismo (por ejemplo que son parte de la asociación “Comunidad de trabajo de iglesias religiosas” (“Arbeitsgemeinschaft Christlicher Kirchen”-ACK).
“19 Pero el fundamento de Dios está firme, teniendo este sello: Conoce el Señor a los que son suyos; y: Apártese de iniquidad todo aquel que invoca el nombre de Cristo. 20 Pero en una casa grande, no solamente hay utensilios de oro y de plata, sino también de madera y de barro; y unos son para usos honrosos, y otros para usos viles. 21 Así que, si alguno se limpia de estas cosas, será instrumento para honra, santificado, útil al Señor, y dispuesto para toda buena obra. 22 Huye también de las pasiones juveniles, y sigue la justicia, la fe, el amor y la paz, con los que de corazón limpio invocan al Señor.” (2 Tim 2,19-22 (RVR1960)).
Esto es especialmente válido para los verdaderos creyentes que tras mucha reflexión se mantienen en las iglesias populares protestantes porque son inducidos por los líderes de los movimientos de estas iglesias a ignorar la clara y revelada voluntad de Dios en relación a la Iglesia, y a tomar el yugo desigual con los no creyentes, las falsas doctrinas y los impíos.
Es sobre todo válido también para los creyentes de las en otro entonces iglesias libres fieles a la Biblia, que cada vez aumentan en su acercamiento al moderno curso engañador ecuménico y carismático.
La separación de Babilonia en todas sus estructuras por una participación fiel dispuesta al sacrificio en el trabajo de edificación y fortalecimiento consecuente de las iglesias libres, que no se dejan atrapar por organizaciones estructurales y por iglesias, sino que en virtud del modelo apostólico del Nuevo Testamento están únicamente comprometidas con su Señor y con Su Palabra.
Necesitamos con urgencia este tipo de Iglesias-aun y cuando sea necesario tener el creciente carácter elemental de un grupo en el hogar, debido a que el número de los creyentes fieles en muchos lugares sea pequeño, o a que la persecución venidera no permita más tener la forma de la Iglesia.
Necesitamos la unión y el ánimo de estos fieles hijos de Dios, quienes “invocan al Señor con corazón limpio”, y que el fiel Señor también nos ha de regalar.
¡Oremos mucho y con seriedad por la formación de estas iglesias, y también en especial por que el Señor aún llame y equipe a hermanos claros, fieles y dispuestos a sacrificarse como pastores y predicadores de estas iglesias! Nosotros mismos confiemos en que el Señor también quiera usarnos para apoyar a dichas iglesias, de acuerdo a los dones que hemos recibido de Él.
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